resulta vital. Cuando las personas reconocen los contornos de sus experiencias pueden buscar ayuda para sí mismos y ofrecer ayuda a los demás que estén necesitados. Felizmente para nosotros, la experiencia humana es una experiencia compartida. Dios diseñó a las personas teomórficamente, o sea, las funciones del corazón humano reflejan las funciones internas divinas.2 Cada ser humano en este planeta azul fue hecho a imagen y semejanza de Dios, y por tanto comparte el mismo esquema de experiencias
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